sexta-feira, 17 de agosto de 2007

Sangre y azahar en Cunninghame Graham


POR FERNANDO IWASAKI, in "ABC- edición de Sevilla" del 11/08/2007
"Fundador del partido socialista inglés, escritor trashumante, jinete consumado y amigo de Valle-Inclán, Joseph Conrad y Buffalo Bill, Robert Bontine Cunninghame Graham (1852-1936) fue un enamorado de la cultura hispánica, pues pasó su infancia en Andalucía, recorrió Hispanoamérica a caballo desde la Patagonia hasta Texas y murió en Argentina, donde todavía se le venera por sus cuentos sobre gauchos, cuchilleros y compadritos, que alguien debería cotejar algún día con los de Jorge Luis Borges.
Uno creía que el único vínculo entre Sevilla y Cunninghame Graham era Abelardo Linares, poeta y librero sevillano que ha editado las únicas obras del viajero escocés publicadas en España -El Río de la Plata (Espuela de Plata, 2004) y Trece Historias (Espuela de Plata, 2006)-, hasta que el propio Abelardo puso en mis manos una alhaja bibliográfica que tiene que ser una golosina para cualquier coleccionista de curiosidades sevillanas: Aurora la Cujiñi. A Realistic Sketch in Seville (Leonard Smithers, London, 1898), un primoroso folleto del que apenas se imprimieron quinientos ejemplares.
Gracias a la edición de C.T. Watts, Joseph Conrad´s Letters to Cunninghame Graham (Cambridge, 1969), sabemos que el autor de El corazón de las tinieblas no sólo disfrutó del segundo ejemplar numerado de aquella tirada («Tr_s cher ami: This morning I had the Aurora from Smithers Nº 2 of the 500 copies. C´est, tout simplement, magnifique», 30th July 1898), sino que lo recomendó a Edward Garnett («He read Aurora here. He thinks it is simply great», 27th August 1898), editor de Conrad y de Lawrence de Arabia. Garnett se entusiasmó tanto con la recomendación de Joseph Conrad que se lo encareció así a Cunninghame Graham: «At Conrad´s the other day I read your Aurora la Cujiñi. It is one of the finest things you had done, & certainly the richest in colour. Only an «impression» you will say. Yes, but something that transfers the intoxication to us» (26th August 1898). Es decir, una colorida y embriagadora historia, la mejor de todas las escritas por Cunninghame Graham.
¿Y cómo era esa Sevilla que fascinó al autor de Nostromo? ¿Quién era Aurora «La Cujiñi»? ¿Qué quiso contar Cunninghame Graham?
Amante de los caballos -sobre los cuales escribió varios libros como The Tale of Two Horses (1935), Rodeo (1936) y The Horses of the Conquest (1930), dedicado a su caballo «Pampa»- Cunninghame Graham no toleraba las carnicerías que se perpetraban durante las antiguas corridas de toros y así no tuvo reparos en describir todo el horror que le producía ver a los caballos destripados, agonizantes y desangrados en la plaza de la Mestranza, a quienes comparó con los mártires cristianos en el circo romano: «Hungry and ragged, they had trodden on their entrails, received their wounds without a groan, without a tear, without a murmur, faithful to the end; had borne their riders out of danger, falling upon the bloody sand at last, with quivering tails, and, biting their poor parched and bleeding tongues, had died just as the martyrs died at Lyons or in Rome, as dumb and brave as they». Así, en la Sevilla de Aurora la Cujiñi, el olor de la sangre de los caballos es más fuerte que el perfume de la primavera.
Otra cosa que llamó la atención de Cunningham Graham fue el «arte de piropear» de los sevillanos, cuya descarada manera de examinar a las mujeres y de ponderar las porciones más sobresalientes de sus anatomías, le recordó a los tratantes ingleses de caballos: «If a woman, rich or poor, a Countess from Madrid, or maiden of the Caloró from the Triana, chanced to pass, they criticized her as a prospective does a horse at Tattersall´s. Her eyes, her feet, her air, everything about her, were freely commented on, and if found pleasing then came the approving «blessed be your mother!» with other compliments of a nature to make a singer at a Paris café concert blush». Según Cunninghame Graham, los bares de la calle Sierpes se llenaban de hombres que todo el tiempo hablaban de toros, de política y de mujeres («The cafés were gorged with clients, all talking about the bull-fight, the Government, or disputing of the beauty and the nature of the women of their respective towns»). Menos mal que en eso sí hemos cambiado con respecto al siglo XIX, porque ahora en el siglo XXI además hablamos de fútbol.
Así, en aquella Sevilla que durante el día olía a sangre y a azahar, Cunninghame Graham buscó refugio nocturno en el Café del Burrero, que más que un templo flamenco se le antojó un antro machista («So on this evening the «Burero» was packed with men»). Un café-cantante cutre y oscuro como una cueva («An enormous music-hall, without a looking-glass, without a bar, without a velvet-cushioned seat, half lit by miserable oil lamps») y con una clientela más bien inquietante («the flower of the rascality of Spain»). Ahí, mientras los parroquianos bebían manzanilla y comían boquerones, un viejo gitano le contó la historia de Aurora «La Cujiñi», una gitana maravillosa que había bailado mejor que nadie, antes de morir trágica y misteriosamente. De pronto, una bellísima joven emergió de la noche oscura vestida como una gitana antigua («dressed in a somewhat older fashion than the others, her hair brought low upon her forehead and straying on her shoulders in the style of 1840, her skirt much flounced, low shoes tied round the ankles, a Chinese shawl across her shoulders») y ejecutó un baile profundo, sensual y hechicero, antes de esfumarse otra vez. Todos los gitanos del Burrero sabían que era un fantasma, pero todos jalearon y aplaudieron su baile, porque bailar era su gloria y su condena. «One God, one Cujiñi», balbuceó conmovido el anciano gitano.
¿Cómo podía encarnarse así un alma en pena? Cunninghame Graham quería creer que «La Cujiñi» regresaba del trasmundo a bailar, cada vez que el olor de la sangre y el azahar se fraguaban en el aire («she took a brief and fleeting reincarnation to breathe once more the air of Seville, heavy with perfume of spring flowers mixed with the scent of blood»). Ignoro si García Lorca leyó a Cunninghame Graham, pero seguro que habría admitido que «La Cujiñi» era lo más parecido al ser que conjuró en su conferencia «Teoría y juego del duende»: un gólem de sangre y azahar."

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4 Comentários:

Blogger Giuseppe disse...

É para o Doutoramento? ;)

18 de agosto de 2007 às 01:12  
Blogger Vera Isabel disse...

ai o meu espanhol básico não me permite sequer...
...copy/paste para o babelfish!
=D

18 de agosto de 2007 às 01:46  
Blogger Yashmeen disse...

LOOOOOL!

Babelfish nãããão!

São uns assasssinos linguísticos!

É uma bela lenda, esta.

18 de agosto de 2007 às 20:38  
Blogger Yashmeen disse...

LOOOOOL!

Babelfish nãããão!

São uns assasssinos linguísticos!

É uma bela lenda, esta.

18 de agosto de 2007 às 20:38  

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